Ratos de cine bélico: "Ciudad de vida y muerte"

Se inicia aquí mi ciclo de crítica de películas y documentales de historia bélica. "Ciudad de Vida y muerte" es una estremecedora película sobre la guerra chino-japonesa que precedió a la 2ª Guerra Mundial. China fue el campo de pruebas del imperial ejército japonés, ávido de sangre oriental. El ejército chino, recordaba al ejército de Pancho Villa, y su descalabro fue monumental. La disciplinada máquina de guerra japonesa le paso por encima como un trolebús.

Los hechos transcurren en muy pocos escenarios. La historia se centra en Nanking, capital de la china blanca. El blanco y negro, como en la Lista de Schindler, quizás te deja poder seguir las crudas escenas de batalla y de crueldad japonesa, sin tener que apartar demasiado la mirada de la pantalla. No quiero ni imaginar como sería en color: sangre roja por doquier, y colores parduzcos del polvo de la destrucción. La película nos enseña, como la guerra deshumaniza. A través de los ojos de combatientes japoneses, vemos como hay contradicciones, entre el ser humano que se oculta detrás de una coraza de odio, que no es más que el refugio del miedo, y la bestia hambrienta de sangre que aparenta ser. La película china es muy buena en algunos aspectos: la fotografía es pura expresión, no exenta de belleza sobre fondos dramáticos. Especialmente destacable es el desfile de rostros desencajados por el miedo. El miedo es constante no sólo en los resignados civiles chinos, si no sobre todo en los propios soldados japoneses en sus avances sobre Nanking. es curioso, recuerdo más miedo en los gestos de los verdugos que en las resignadas e indefensas vícitimas. Quizás la cobardía de sentirte superior, más poderoso, tras el disfraz de soldado, las armas y el refugio de la manada uniformada, acrecenta el miedo. Mientras que la posición de víctima, refuerza los gestos heroico y alimenta la valentía. Cuando el único destino posible es la humillación y la muerte, los personajes se crecen y se hacen más nobles. Mientras que el poder de las armas, e insisto, el anonimato de la manada uniformada, envilece.

El destino de las mujeres chinas más valientes fue ser violadas hasta la muerte, hasta convertirse en muñecas rotas que eran apiladas desnudas en un carro, después de haber sido usadas para consuelo de las deshumanizadas tropas. Muchas enloquecían antes de morir, o quizás ya estaban muerta, pues de una forma u otra, ya estaban rotas. Les habían robado el alma.
"Ciudad de vida y muerte" te da que pensar. Remueve las conciencias. Por eso me gustan las películas de guerra, las situaciones dramáticamente extremas, porque a través de llevar al ser humano al límite, podemos llegar a conocernos. En la guerra conocemos hasta donde puede llegar el ser humano, en lo bueno y en lo malo, en la cobardía y en la valentía, en la vileza y en la generosidad.

Los soldados japoneses tienen miedo, y están sufriendo, quieren volver a casa, e incluso se pueden llegar a enamorar. Por eso son tan terriblemente cruentos, porque tienen mucho miedo. No han elegido estar en China matando y torturando. Nunca entenderé el significado de las violaciones a mujeres como tortura colectiva al enemigo. Pero ocurre en todas las guerras. Ni los animales más salvajes son tan destructores.

Lo mejor de la película: el final. Apoteósico, la risa aliviada del padre y el hijo chinos, que se salvan del fusilamiento in extremis, porque un suboficial japonés sacrifica su propia vida porque como él mismo dice: "A veces la vida es peor que la muerte". Cuanta vida y cuanta esperanza hay en la risa del niño, cuyo rostro se ha acompañado de flores silvestres. Cuanto amor hay en el padre. Una vez más la contradicción de la guerra: el deshumanizado verdugo sufre y se acaba quitando la vida, porque le repugnan sus actos fruto de su dehumanización. Mientras las víctimas indefensas despliegan una grandeza y una lucha por la vida, fruto de la super-humanización del masacrado. Cuanta belleza y cuanta vileza pueden convivir en tan poco espacio.: "A veces la vida es peor que la muerte"

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Un ajuste necesario: cuanto antes mejor!

Lo de España va camino de convertirse en un agujero negro del poder adquisitivo. El análisis de lo que está pasando es muy sencillo y fácil de entender. Nuestro país de la piel de toro (es decir, todos nosotros como colectivo), se ha dedicado al calor del Euro, a vivir por encima de sus posibilidades. Como país, gastábamos más de lo que ingresábamos en bienes y servicios. Este defícit, se cubría, con la entrada de capital inversor que entraba en nuestro mercado de capitales, apostando por el futuro de España, y por consiguiente aumentado el valor de nuestros activos (momentáneamente, claro). Este equilibrio consiste en gastar por encima de nuestras posibilidades, apalacándonos en el valor en ese momento que se da a nuestros activos, representados por el valor en bolsa de nuestras empresas. Este valor refleja expectativas futuras, sobre las cuales se sustenta por tanto lo que nos estamos gastando hoy. Viene a ser a nivel país, como cuando una familia aumenta su línea de crédito en el banco, para consumir comprándose por ejemplo un coche, con la garantía que representa el valor de su piso en el momento de firmar un crédito hipotecario abierto sobre ese piso. En ambos casos, tanto en el país como en la familia, si baja el valor que se da al activo que nos garantiza el ir gastando por encima de nuestras posibilidades, lo que ocurre es que se acaba el crédito. Se desmoronan las expectativas futuras del valor de venta de esos activos, y el prestamista ya no tiene a que agarrarse, para seguir apostando a esa familia o a ese país. En el momento en que se deja de apostar por ellos, se produce un ajuste a la baja de la valoración de esos activos, ya sean inmuebles, ya sea la bolsa entera, y ese ajuste en principio financiero, se acabará trasladando irremediablemente al mundo real, es decir, al poder adquisitivo del país, y por tanto de sus agentes, como por ejemplo las familias. Habrá ajuste por donde se pueda: vía la sangría del desempleo, vía ajuste de salarios, ya que la devaluación de la moneda ya no es una opción. Cuanto antes se produzca este ajuste, mejor, cuanto más tarde, mayor será. Suerte a todos que la vamos a necesitar!

4 hijos

Desde hace escasos cinco días, he sido padre por cuarta vez. La gente se pregunta como es posible, pero yo pienso para mi que casi todo es posible. Ser padre es fácil, porque la fuerza que te dan tus hijos, es una fuente de energía inagotable, a pesar de ser agotadores. Sin embargo, mi contribución es muy humilde, al lado de la de Susana, mi verdadera fuente de inspiración, y el eje de la familia. Yo siempre lo pienso, pero casi nunca se lo digo, porque me gusta poco abusar de los halagos, quizás demasiado poco. Diana, Luis, Mario y ahora Inés, son todos diferentes, y uno siempre se sorprende de la capacidad de quererles a todos por igual. ¿Tendré tanto amor como se merecen todos? Pues sí, creo que como la capacidad de superarse, la capacidad de amar es incalculable, infinita, sorprendente. Mi familia es divertida, muy divertida diría yo, porque cuatro corazoncitos diferentes entre los cero y los seis años aún no cumplidos, son definitivamente divertidos. Por eso y por mucho más, nunca podré estar suficientemente agradecido a Susana; por tanto regalo, por cada sonrisa que capturo en mi mirada, como si quisiera retenerlas para siempre, para archivarlas en mis recuerdos, por si algún día necesito verlos. Pero no se se lo digáis a ella, que a mi me gusta parecer frío, y a ella le cuesta creérselo. Bienvenida a este breve mundo, Inés.